sábado, 19 de mayo de 2018

Quiero ser feliz como Torres

"Cuando uno tiene un sueño de pequeño,
es sólo uno, y éste era el mío".

(Fernando Torres)



Tranquilos, para los no futboleros (que sé que sois muchos), esta entrada no va de fútbol. Bueno, un poco sí, pero no es el tema principal que pienso tratar en las próximas líneas. Aquí no habrá penaltis, ni fueras de juego y ni mucho menos tarjetas amarillas. Este breve artículo va de momentos, de objetivos cumplidos, de sonrisas que te dan la vida y de felicidad, sea cual sea tu manera de conseguirla. Quízá con mayúsculas se lea mejor. DE FELICIDAD. Sí mucho mejor, ahora.

Hace ya algunos años leí una entrevista en la contra de La Vanguardia, donde Luis Cuenca (mítico y entrañable actor secundario español, ya fallecido) como condición a la vida le pedía, llegar al final de ella y darse cuenta de que había sido feliz. Aquella frase, aquella bonita reflexión la pillé al vuelo y la hice mía. Pienso mucho en ese momento y hago todo lo que está en mi mano a diario para conseguir esa felicidad. Doy por hecho que nunca tendré suficiente, pero quiero aspirar al máximo y para ello no dejo de caminar hacia adelante, con las trabas que mi condición de ser humano del montón me va poniendo por delante. Pero ando en ello y, aunque con algún que otro tropiezo, no es poca cosa.


Este pasado miércoles, al ver la cara de satisfacción de Fernando Torres cogiendo el trofeo de la Europa League, recompensa de un final perfecto con su equipo (y el mío, ya debéis saberlo), el Atlético de Madrid, volví a pensar en ello. La felicidad máxima debe ser algo así, pensé. "El Niño" Torres, caminaba sobre la hierba con la copa entre sus manos, con una sonrisa de oreja a oreja, ese tipo de sonrisas que hacen de delgada línea entre reír o llorar. Carcajadas o lágrimas de emoción, eso es lo de menos. De saber que lo has conseguido y que por mucho que pase, ya nadie te lo va a quitar. Tras una trayectoria en la que ha ganado todo lo que podía ganar, ha sabido armarse de paciencia y aceptar con una actitud ejemplar una suplencia que le ha llevado a conseguir su mayor éxito deportivo. Una despedida soñada. Un momento de felicidad plena.

Yo nunca marcaré el gol que me dé una Europa League, aun siendo un soñador esto lo tengo claro. Pero todos tenemos metas y objetivos que queremos ver cumplidos, igual o más importantes. El mío ya podéis imaginarlo. Quiero ser feliz, y quiero serlo como Torres. Y levantar mi copa, sabiendo que la vida me ha devuelto lo trabajado. Lo que a deshoras y con esfuerzo me va dando motivos para seguir adelante en esto de crear historias, hasta que el sueño me vence ante el teclado. Aunque el marcador sea un sencillo correo comunicando que he ganado el partido. Aunque mi vuelta al estadio derive en hacer el arquero en pijama sobre la alfombra de mi estudio. Aunque los libros en los estantes de mis paredes sirvan de graderío y sus páginas tengan que vitorear mi nombre. Quiero serlo, quiero ser feliz. Yo mismo imaginaré el modo.

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