lunes, 27 de abril de 2020

Echar de menos

"Y si me contesta quiero decirle que quiero volver,
que quiero salir de este hotel y desaparecer".

(De la canción "René" de Residente)


Si existe una expresión que en estos más de cuarenta días de confinamiento ha cobrado mayor relevancia ésta sin duda es "echar de menos". Así sin hache, porque del verbo echar lo primero que se echa es la hache, metéoslo en la cabeza. En la misma cabeza que huye hacia el recuerdo. Que corre descompuesta hacia ese lugar que creía haber olvidado y que estos días en los que el cerebro se ha tomado un tiempo libre ha vuelto a rememorar con fotografías y postales dedicadas. Porque ese lugar le hace falta. Ese lugar, con forma de ciudad, objeto o persona se ha hecho estos días de encierro más necesario que nunca. Y esto no estaba en sus planes.




Echamos de menos en mayúsculas, subrayado y en cursiva. Nos asomamos al balcón y a lo largo de la calle vemos escrito su nombre trazado con tizas. Dibujando aceras, alcantarillas y pasos de peatones. Deseamos que esto acabe para volver allí donde estuvimos a gustito hace ya algún tiempo, a ese sitio donde queremos estar por primera vez, a esa persona a la que creíamos no tener la necesidad ni las ganas de recuperar nunca más. Coger un avión a cualquier otra parte, dar un paseo por la playa, aplaudir al final de una obra de teatro, quedar a tomar café con él... o con ella. Aquello que os ronde escribidlo vosotros, yo apoyado en la barandilla tan solo dejaré caer la tiza. Escribid lo que os venga en gana, de verdad. Su nombre, el vuestro o el mío.

Con la de hostias que nos está dando la conciencia estos días, quizá sea el momento de hacerlo. De hacer que esto cambie. Cuando todo acabe. Sí, mejor cuando todo esto acabe.


sábado, 11 de abril de 2020

Casi todo saldrá bien

"Todos los niños nacen artistas,
el problema es como seguir siendo artistas al crecer".

(Pablo Picasso)


Permitidme que os cuente algo sobre una reflexión que hasta ayer noche llevaba varios días dando vueltas en mi cabeza. Que sí, que todo tiene que salir bien, no tengo la menor duda, pero a qué se refiere ese "todo". Para empezar algo ha salido ya mal, o muy mal, cuando quisiera dar dos pasos más cuando salgo a tirar la basura y no puedo. Ir al supermercado no cuenta. Necesito más que nunca poder salir a respirar y perderme en la última piedra de mi espigón preferido de la Mar Bella, sentarme durante un par de horas y evadirme con una buena obra de teatro en el Romea o quedarme embobado frente a un cuadro de Velázquez en el Prado. Lo necesito. Lo necesito pero no puedo. Algo ha tenido que salir mal ya, pensaba. Pero entonces veía mensajes en redes de vuestros pequeños pintando arcoiris llenos de color y de optimismo y me invadía la duda.


Sabina con su obra arcoiris "tot anirà bé".

Desde hace unas noches, cuando salimos los vecinos a nuestros balcones y aplaudimos a los sanitarios, también lo hace un par de ventanas abajo una niña de no más de cinco años. Asoma su cabecita y puntual a las ocho se vuelve loca haciendo pompas de jabón. Qué alegría me da verla. Si miras las pompas al trasluz, ahora que a las ocho todavía es de día, también dibujan los colores de un arcoiris. Ayer noche algo fue distinto. Una de ellas aguantó sin explotar hasta subir pasando de largo algunos balcones y llegar a flotar delante de mí hasta detenerse. Dentro llevaba un mensaje escrito... "todo saldrá bien" decía con letras de espuma. Y quién me creo que soy yo para dudar de ese "todo" cuando quien lo desea tiene apenas cinco años. ¿En que clase de persona me he convertido? Pues claro que saldrá bien pequeña. Claro que sí, seguid con vuestros dibujos. No dejéis de pintar ni de colorear. Y si por alguna razón vuelven mis dudas y escribo al lado del "todo" un "casi". No me lo tengáis en cuenta. Tenéis todo mi permiso para borrarlo o pintarle encima una nube. No dejéis que nadie, nadie, ni tan siquiera yo, explote antes de tiempo vuestras pompas de jabón.