lunes, 14 de marzo de 2016

Libreros que enfriaron mis cafés

A falta de un día para celebrar el aniversario de la salida a la venta del "Cosas que escribí..." sólo tengo palabras de agradecimiento. En primer lugar a vosotros, los lectores. Sin duda sois pieza clave para que este proyecto continúe muy vivo. Vuestros comentarios, vuestras fotos, vuestro apoyo está siendo fundamental para que este libro autoeditado esté rompiendo barreras.

En segundo lugar, y a ellos va dedicado este artículo, a los libreros. Amables, secos, divertidos, serios, libreros para todos los gustos. Tengo mucho que agradeceros, porque sí. Porque el favor no es mutuo, yo salgo ganando, siempre. Vosotros podríais seguir sin mí, yo no podría hacerlo sin vosotros.




Recuerdo, jamás lo olvidaré, cómo se cerró la primera puerta a la que piqué:

-La edición es de mucha calidad, el diseño muy llamativo, pero no aceptamos libros sin una distribuidora detrás.
-Bien, muchas gracias de todos modos. ¿Hay alguna otra librería por aquí cerca?
-Sí, justo a dos calles de aquí.

Y así, maleta en mano, conseguí el primer punto de venta para el "Cosas que escribí...", Llibreria Etcètera. 

La amabilidad no siempre está patente en las respuestas negativas. Se puede decir no, claro que sí, pero siempre con educación. Algún que otro librero, a día de hoy en la élite y que promueven la literatura actual, no lo hizo de la mejor manera. Esto tampoco lo olvido. 

Luego vinieron Josep y Eric, de Documenta, Jordi de Bestiari Born, Lluis y Cèlia de Laie, Silvia y Gerard de Saltamartí... a los que agradezco su paciencia, por mi inexperiencia, y la oportunidad que me brindaron en sus estanterías en los primeros meses. Ver mi libro junto a algunos grandes de las letras fue una motivación extra para continuar todavía con más ganas.




Uno de los problemas que hay en esto de la autoedición es la falta de profesionalidad en la distribución. Me explico. Dejar un libro para que te lo vendan y no volver a aparecer por la librería jamás. Esto sucede, creedme. De ahí que algunos libreros sean reacios a aceptar este tipo de ediciones. Por suerte y con mi constancia, he conseguido que en mi caso olviden este prejuicio. Una agenda en orden y una atención periódica, ya sea presencial o a distancia, para ver cómo van las ventas ha sido fundamental.

Últimamente, a esta serie de libreros que enfriaron mis cafés, se han sumado Montse de +Bernat, Albert de Atzavara, Bàrbara y Mar de Llibreria de Pedralbes, Eva de La Gralla, Raquel de Alibri, Rafael de Nakama Lib y María de Cervantes y CÍA, ambos en Madrid, Pere de Llibreria Geli en Girona,... personas que aman la literatura y dan oportunidad a tus proyectos. Si funcionan sigues, si pasado un tiempo no funcionan, te caes, has tenido tu oportunidad. Es lo más lógico.



Sigo con ganas de más, de mucho más. Sevilla, Valencia y Donosti están en mi punto de mira. Podéis ir preparando café, lo quiero frío para cuando yo llegue.

Quiero terminar con una reflexión sobre lo relativo que es el tiempo para este tipo de ediciones en las que el propio escritor también es quién promociona el producto. No sé a cuanto equivale un año si lo comparamos con un libro publicado por una gran o mediana editorial, pero bajo mi parecer me ha sabido a poco.

¡Apartaos, que voy con todo!