miércoles, 28 de marzo de 2018

Relatos solidarios de altamar (y del deporte)

"¿Habéis jugado ya el partido más importante de vuestra vida?"

No, no es mía la pregunta. Así abre el prólogo de la 14ª edición de Relatos Solidarios, Òscar Camps (fundador y director de Proactiva Open Arms), que como cada año se presenta por estas fechas. En esta ocasión apadrinada por el entrenador del F.C.Barcelona, Ernesto Valverde, que además de escribir también una pequeña introducción, será la imagen para que esta publicación de carácter benéfico pueda destinar el máximo de dinero recaudado por sus ventas a la fundación que dirige Camps.




La presentación ha tenido lugar en la sala de actos de Banc de Sabadell, patrocinador principal de esta iniciativa solidaria que hace ya catorce años empezaron un buen conjunto de periodistas deportivos. En esta ocasión los relatos no se centran exclusivamente en el mundo del fútbol, (aunque sea la temática general) también tiene cabida, y es de agradecer, la gimnasia rítmica, el ajedrez, el baloncesto o el boxeo. Sergi Mas y Xavi Torres, maestros de ceremonias del evento han participado escribiendo algunas páginas del libro. Marcos López, Emilio Pérez de Rozas, Edu Polo o Jordi Évole entre muchos otros también han colaborado en la causa con historias reales o ficticias, siempre relacionadas con el deporte, aunque en ocasiones éste no fuera el tema principal, como en el caso del texto de Évole, que elige como protagonista a la embarcación 'Astral' de la fundación Proactiva Open Arms que bien conoció de primera mano.

De las palabras de Camps destacar el momento en el que rehuye de las etiquetas y habla de los refugiados como "vidas a la deriva". Ha aprovechado la ocasión para informar sobre la situación actual de su fundación: "Nos han disparado, nos han secuestrado y ahora nos dejan sin barco". 700.000 euros es el coste de un barco de las características óptimas para Proactiva Open Arms, que en estos momentos se enfrentan a las condiciones del mar con una pequeña embarcación con unas prestaciones inferiores a las que necesitan. Ante las múltiples preguntas a Valverde sobre posibles lesiones y demás cuestiones futbolísticas, que el entrenador ha esquivado con elegancia, Camps ha dejado esta reflexión: "Si los medios nos dedicaran el 10% del interés que hay por si Piqué se toca la rodilla, la cosa iría mucho mejor". 

Entre los momentos más divertidos de la presentación cabe destacar cuando Valverde ha destapado su propia caricatura, retrato realizado por el caricaturista Joan Vizcarra, que como viene siendo habitual en las últimas citas de Relatos Solidarios, dona un lienzo pintado a mano con la caricatura del padrino de la iniciativa para ser subastado por la organización.

En todo momento Valverde ha hecho lo posible por salir de lo exclusivamente futbolístico con declaraciones de admiración sobre la fundación y remarcando la importancia que tiene colaborar con alguien que se juega a diario su propia vida en altamar por salvar otras vidas. Porque como continúa Camps en las primeras líneas del prólogo después de preguntar si habíamos jugado ya ese partido:

"¿Todavía no? Pues ya lo jugaréis. Todos, por un motivo u otro, tendremos que "jugar una final" y, claro, estaremos ante un partido vital".

Y de esto, Valverde, sí que sabe un rato largo.





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sábado, 17 de marzo de 2018

Y no dormía, claro que no

Mientras Carlos Sadness duerme, nosotros soñamos, he pensado esta misma mañana nada más despertar. Y es que para muchos de los que ayer noche vivimos su concierto en la Sala Razzmatazz de Barcelona, seguramente y por tiempo ilimitado será así.

Sadness tiene ese "nosequé" que desata la admiración de todo aquel que sepa ver y entender el mundo a su manera. Un mundo lleno de letras que saben a fruta, notas que huelen a nubes de azúcar y bailes que suenan a tubos disparando confetis de colores pastel. Un mundo que hace ya mucho se calzó una chupa de cuero con flecos, soltó su melena al viento y tachó la palabra indiferencia de su diccionario.


Podría deciros tantas cosas de lo que ayer vi en aquella sala llena hasta la bandera y de los sentimientos que fluyeron entre tanta gente... porque los sentimientos fluyen y son imparables cuando deciden pasar sin medida de un cuerpo a otro. Chicas entregadas a sus ritmos tribales y acordes hawayanos de ukelele, chicos danzando cual indios con locura, chicos (quizá vaqueros) que acompañaban a esas chicas, también indias que danzaban también con locura. Manos que agarraban fríos mecheros que dieron luz a la noche con la llama de sus móviles y manos que sostenían calientes cervezas, dispersas y olvidadizas de dar un siguiente trago.

Pero dejadme que me centre en algo que, creo, define al cien por cien lo que para muchos es la música. "¿Cómo te voy a encontrar si tú nunca me das, si tú nunca me das tus coordenadas? Dime...". Sonaba de esta manera, bajo los suaves acordes de guitarra, la canción "Días Impares". Mi mirada se clavó en alguien, tenía unos treinta y pocos años y cerraba los ojos como si durmiera, entre la multitud, a unos pocos metros del escenario. Lo hizo durante más de un minuto de canción con media sonrisa en su boca. Luego los abrió, y continuaba sonriendo. Veréis, a veces nos cruzamos con personas que te regalan pulseras, relojes o alguna apetecible y lujosa cena en un restaurante de moda. Pero a aquel alguien, en algún momento, otro alguien le hizo un regalo mejor, mucho mejor: le habían regalado a Carlos Sadness.

Y no dormía, claro que no, porque soñaba.

lunes, 5 de marzo de 2018

No quiero nada de esto



Hace pocos días nos dejó el profesor y escritor Jorge Wagenberg. En uno de los homenajes que pude escuchar por la radio recuperaban una versión, recitada por él mismo, del "Quiero todo esto" del poeta José Agustín Goytisolo. Me pareció interesante lo mucho que se puede saber de alguien conociendo cuales son las cosas que le gustan o, como en este caso, las que no le gustan.

Os propongo que nos mojemos un poco y despotriquemos de lo que nos venga en gana.

Empiezo yo...

No quiero preocuparme sin motivo.
No quiero escribir sin ser leído.
No quiero olvidar aunque ello duela.
No quiero coches habiendo trenes.
No quiero pagar por aparcar.
No quiero un primer amor, sino un último.
No quiero camisas difíciles de planchar.
No quiero calcetines divertidos.
No quiero gambas, soy alérgico.
No quiero finales abiertos por falta de recursos.
No quiero que la gente se vaya sin despedirse.
No quiero que la gente entre sin saludar.
No quiero personas maleducadas.
No quiero nuevas redes sociales, si van a acabar con las viejas.
No quiero perder la memoria.
No quiero dejar de jugar con mi imaginación.
No quiero ver perder a mi Atleti.
No quiero diálogar con personas que no captan mi ironía.
No quiero levantarme antes de las siete los días laborables.
No quiero levantarme más tarde de las nueve los festivos.
No quiero tatuarme sin tenerlo claro.
No quiero zapatos incómodos.
No quiero que el tiempo corra tan deprisa.
No quiero que la ansiedad me juegue malas pasadas.
No quiero dejar de crear historias que os remuevan por dentro.
No quiero descargar las fotos del móvil.
No quiero trabajar sin música.
No quiero camareros sin modales.
No quiero vino tinto si no está frío.
No quiero cafés templados.
No quiero abrazos destemplados.
No quiero orejas calientes.
No quiero que me juzguen si no van a aportar nada.
No quiero tirar toallas, metafóricamente.
No quiero cambiar las sábanas solo, literalmente.
No quiero ir a dormir sin un vaso de leche.
No quiero soñar cosas tristes.

No quiero nada de esto
(y aquí cito textualmente a Goytisolo)
yo no puedo seguir viviendo así:
es una decisión irrevocable.