domingo, 24 de mayo de 2020

Carta a mi yo de hace dos meses



Domingo 24 de mayo de 2020


Querido yo del pasado,

Te escribo esta carta para que estés preparado para lo que vendrá de aquí a unas semanas y no te disgustes de manera innecesaria. Estamos ya casi a finales de mayo. Tú (o sea yo pero unas semanas atrás) deberás estar ahora mismo en los inicios del confinamiento, a mediados del mes de marzo más o menos. Ya habrán sucedido algunas cosas que te podrían haber hecho sospechar del motivo de esta carta, pero como siempre andas metido en tu mundo, no te enteras de la mitad de las cosas y nada te hace pensar mal de la gente hasta que no es más que evidente, ha habido algo en ti nueve semanas después que ha hecho que me decida a escribirte.

Habrás flipado ya con el agotamiento de stock del papel higiénico, ¿verdad? Qué risas, ¿no? Y luego viendo las estanterías de harina totalmente vacías, ¿cierto? ¡Cómo somos los humanos! En medio de una pandemia y agotando la provisión de pasteles. Pues ahí tenías que haber empezado a sospechar. Te habías venido muy arriba viendo salir a la gente a los balcones, puntuales cada tarde/noche a los aplausos sanitarios. Todos unidos, todos a una. Aunque ya dudabas entonces, recuerdo, de si lo hacían por agradecimiento o por miedo. Te lo confirmo ahora, para que no te pille por sorpresa, que muchos lo hacían por miedo. Porque en el mismo momento en el que se pudo salir a la calle los aplausos empezaron a cesar y a día de hoy a las ocho solo se escuchan desde nuestro balcón (tuyo y mío porque somos la misma persona) gritos de niños jugando a pelota cuando deberían estar en sus casas desde las siete.
En tema de horarios la gente anda, o quiere andar, un poco perdida. Bueno, esto o en lo que van perdidos es de vergüenza y de respeto hacía los que nos adaptamos a las horas marcadas para poder salir de una manera ordenada. No es difícil ver runners ansiosos cruzando el semáforo a las ocho menos cuarto porque no han podido esperar quince minutos para salir a correr. Ni familias enteras que hacen oídos sordos a aquello de "un solo adulto". "Vámonos todos juntos, no hacemos daño a nadie", así arrastramos a nuestros niños a la pillería de hacer lo que por el bien de todos no está permitido. Sentirás que te toman el pelo. Y no entenderás cómo pueden hacer tan poco caso a algo realmente tan serio. De las imágenes de la tele tampoco hagas mucho caso, cogen los planos que más les interesan para echar más leña al fuego y llenar informativos, aunque también hay mucho de verdad no sé cuánta parte exacta de mentira existe. Ahí es mejor que no te metas. Pero dejando esto a un lado, te lo confirmo a semanas vista, la gente te decepcionará. Te decepcionará mucho. Llegaste a pensar que íbamos a remar todos en la misma dirección, pero no ha sido así. Mientras el barco intentaba salir a flote algunas personas han creído que éste era el momento perfecto para manifestarse y salir de los camarotes de primera clase a ondear banderas en cubierta.  
No te asustes con lo que te voy a decir, pero ya nos acercamos a los treinta mil fallecidos en nuestro país y el coronavirus sigue arrasando con cientos de miles de vidas en todo el mundo. En España se abrirán hospitales de campaña y hasta una morgue en el Palacio de Hielo de Madrid para poder almacenar a nuestros muertos. La palabra "morgue" siempre me ha parecido una palabra muy fea y en estos días mucho más. Han sido unas semanas muy pero que muy duras. Y aunque ahora ya estamos mejor, parece que algunos andan algo escasos de memoria a corto plazo, pero por lo contrario van sobrados de falta de respeto y empatía. Es por este motivo que te escribo esta carta, porque desde hace pocos días te habrás dado cuenta de que nunca podremos ser un país que vaya a ir de la mano. Nos han puesto a prueba y hemos suspendido. Tus expectativas (también mías, no quiero quitarme culpa) eran demasiado halagüeñas, te lo comento para que no te hagas falsas esperanzas. No peques de inocente. A día de hoy hay personas en todas las ciudades manifestándose pidiendo libertad. Ni quedarse en casa saben. Te lo digo en serio. No son muchos, pero ahí están, riéndose en la cara del resto. Todavía seguimos en estado de alarma, tenemos que seguir en nuestras casas el mayor tiempo posible, guardar distancia de seguridad e ir con mascarilla para no infectar ni infectarnos. Y aunque ahora parece más difícil contraer el virus, el bicho, como el dinosaurio, todavía sigue ahí. Seguimos sin vacuna, y no sabemos a ciencia cierta cómo se propaga. Y a muchos parece no importarles. Ni el trabajo que se ha hecho hasta hoy, ni el sacrificio de los sanitarios, ni los infectados que todavía siguen ingresados, ni los muertos, que aunque cada día son menos, los seguimos contando por decenas. Nada de esto les importa. Aquí es donde perderás toda confianza en salir juntos de un momento tan duro. Pienso que ya habrá tiempo para manifestarse y sacar el polvo a las banderas, si así lo quieren, hoy (para ti de aquí a un par de meses) no es el momento. Se les olvidó la palabra respeto si es que la han conocido algún día.

En fin, te escribo esto para que estés alerta. No quiero que cambies nada de lo que tienes pensado hacer hasta ahora, lo harás bien. Y como tú, la mayor parte de las personas. Pero si no quieres equivocarte, piensa en ti y en tu entorno, y no vuelques tus esperanzas en los demás. Eso sí, vas a alucinar con lo que viene. Estate preparado.

Fdo. Tu yo del futuro




No hay comentarios:

Publicar un comentario